Publicado en El Universal el 23 de marzo de 2018
El último ejemplo lo estamos viendo con el auge de la criptomoneda bitcoin. Los diarios empresariales nacionales sueltan peroratas periódicamente en su contra tildándola de estafa. La comunidad de expertos en ciberseguridad está dividida: mientros un grupo permanece escéptico, otros rinden culto al bitcoin y al blockchain: "son todo libertad y descentralización".
El blockchain es el sistema operativo sobre el cual descansa la estabilidad de las monedas digitales y, aunque resulta de una hazaña de la criptografía, aún no comprendemos su verdadero potencial.
Blockchain consiste de un registro contable virtual público, en el cual las transacciones entre dos personas son confirmadas por terceros. Por ejemplo, si alguien le transfiere 100 BTC (el símbolo del bitcoin) a otra persona, para ser validada como transacción requiere una corroboración de la red descentralizada de usuarios (diferentes a los involucrados). Esta tarea se registra en el computador de forma automática.
Los creyentes del bitcoin aducen que estamos viviendo una lenta aclimatación, similar a la que vivimos durante los albores del Internet, hacia comienzos de los 90. Entonces resultaba muy engorroso entender cómo funcionaba eso del "http" y enviar correos era algo reservado a especialistas. El que hoy las abuelitas revisen su e-mail deslizando el dedo en una pantalla es señal elocuente del éxito de la red mundial.
Actualmente se estima que existen unos tres millones de usuarios de bitcoin en el mundo, y es aceptado por establecimientos comerciales reconocidos como Steam, XBox Store, y Overstock, entre otros.
Muchos economistas recomendamos no invertir en bitcoin sin antes sopesar bien sus pros y contras. Tiene la ventaja de que es imposible de falsificar y que hacer giros internacionales es muy barato. Sus desventajas van desde la carencia de respaldo estatal a una altísima volátilidad (durante 2017 su precio se meció entre US$1,000 y US$20,000).
En Venezuela, donde reina el desorden macroeconómico, han intentado implantar una moneda virtual llamada "Petro", pero no se puede situar en el mismo nivel del Bolívar, así luzca como una buena idea para combatir la hiperinflación.
En una ciudad turística y portuaria como Cartagena es importante que
se amplíe la información acerca de los riesgos y oportunidades del bitcoin, sobre
todo para las casas de cambio y empresas que lo acepten como forma de pago. Es
mejor no jugar con la avaricia, como ocurrió a muchos con DMG.
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