Sucre y su reto turístico

Publicado en El Universal el 9 de febrero de 2018

Antes de 1950 el Bolívar Grande incluía a los departamentos de Córdoba y Sucre. Con la segregación se perdieron muchas oportunidades, entre ellas, unificar estrategias de desarrollo con resultados a largo plazo. Esto explica por qué hoy el desempeño turístico de Sucre se rezagó respecto a los territorios a los que estaba unido.

En turismo de sol y playa, Bolívar supera a Sucre con balnearios consolidados hace muchos años. Sin embargo, las playas de Bocagrande están acechadas por la informalidad, con algunos vendedores exasperantes, y las de Playa Blanca, en la isla de Barú, que son de postal, están en el punto de saturación, cosa que aún no sucede con playas sucreñas como las de Rincón del Mar. 

A Tolú lo invaden por temporadas oleadas de visitantes antioqueños y del propio Sucre que hacen un turismo que consume poco y ensucia mucho. Las playas de Coveñas han tenido un auge en los últimos años, pero carecen de servicios complementarios vitales para la calidad del servicio, como acueducto y aseo. Algunos hoteles han invertido en ese balneario pero el sector público va a una velocidad menor. 

Aunque administrativamente es de Cartagena, el hermoso archipiélago de San Bernardo es usufructuado por Tolú. Estos islotes se han perjudicado porque ni uno ni otro gobierno ha ejecutado proyectos serios allí. Mientras tanto, crece el transporte informal e inseguro hacia esas islas, poniendo en riesgo a los visitantes. El proyecto de transporte acuático de Cartagena, ocupado como está con sus cuerpos de aguas internos, debería atender a estas islas para resarcir en gran parte el olvido histórico del Distrito. 

Por el lado del turismo cultural, Córdoba supera a Sucre con su proyección como destino de sabana y paisajes ribereños. La Ronda del Sinú atrae a muchos visitantes y turistas hacia Montería, mientras que Sucre carece de parques lineales y en general de un equipamiento urbano llamativo. El potencial se esconde, en cambio, en atractivos poco publicitados como las artesanías de Sampués, las cascadas de Colosó o las cavernas de Tolúviejo. 

El diseño de los límites departamentales entre 1950 y 1960 creó divisiones donde la que había era una sola región cultural y ambiental con elementos afines, como la culinaria, la música, la fauna y flora. Es triste que a los sucreños les toque esperar a funcionarios del Ministerio para que les enseñen a integrar "corredores turísticos" en zonas que originalmente fueron una sola. 

Con una mejor organización, Sucre debe explotar por sí misma sus fortalezas, tanto en sol y playa como en turismo cultural, como corresponde a su potencial turístico.