En las ciudades de Colombia queremos desestimular el uso del automóvil. Pese a que se han ensayado medidas restrictivas como el pico y placa o el día sin carro, la tasa de motorización sigue en aumento y las congestiones vehiculares son cada vez peores. Es mejor que en vez de estas medidas se intente intentar implementar esquemas de tarifas de congestión en los que se cobre un peaje para ingresar a los centros de nuestras principales ciudades.
Un sistema de tarifa de congestión que acordone el centro de nuestras ciudades traería bienestar a la población porque ayuda a disminuir la contaminación ambiental y auditiva dentro del cordón . Está comprobado que el tráfico vehicular se reduce entre un 10%-20% y, además, el recaudo de la tarifa suele ser grande y permite reinvertirse en mejorar la infraestructura existente. Por ejemplo, en Milán las tarifas de congestión generan ingresos de hasta 13 millones de euros anuales.
La tecnología para implementar tarifas de congestión ya existe en Colombia: los telepeajes. Lo que no existe en Colombia es la cultura de acostumbrarnos a que el uso de bienes públicos acarrea responsabilidades y debe doler el bolsillo. Con las tarifas de congestión se cumpliría también esa pedagogía social, sobretodo en las personas de altos ingresos que poseen vehículo.
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