Desconectados

La fragmentación de Colombia en regiones aisladas ha sido señalada por politólogos e historiadores. Afirman que el país se parece a un archipiélago de islas que no comparten ni un mercado, ni valores y tradiciones.  Parte de la explicación de la desunidad colombiana puede estar en carencia de vías de infraestructura de comunicación terrestre que interconecten los centros de población de forma rápida.

Es el mismo problema que tuvo Japón y que solucionó en los 70s y 80s gracias que construyó una red de puentes y trenes de alta velocidad.  En Colombia, en cambio, creo que seguimos estando desconectados. Desde 2009 tuvimos un amago de integración gracias a que el transporte aéreo tuvo un gran bajón de precios.

Por primera vez fue posible para una persona adquirir tiquetes aéreos a precios accesibles. Por ejemplo Aires en marzo de 2009 ofrecía tiquetes a $5 mil, entre Bogotá y otras ciudades capitales (al añadir impuestos el valor del tiquete ascendía a $50 mil).

Esta fue una de las reacciones que se generaron en redes sociales cuando Aires bajó drásticamente el valor de los pasajes aéreos:

El trasporte  terrestre, que se enfoca en atender la demanda de poder adquisitivo bajo y medio-bajo, demora demasiado tiempo en conectar al centro del país con las periferias, y esto todavía sigue siendo un problema que ni siquiera los pasajes aéreos baratos solucionan.