Sierra Leona |
En el escalafón de estados fallidos que acaba de publicar el Fondo para la Paz, un tanque de pensamiento estadounidense, Somalia es el país peor ubicado, “casi desahuciado”. Finlandia aparece como el mejor clasificado de todos, “sano como un roble”. Colombia aparece en el puesto 122 entre 178 países: enfermo de gravedad, pero no “paciente terminal”. El ranking clasifica a los países como sostenibles, estables, en peligro, y en alerta. Colombia la clasifican en la categoría "en peligro".
¿Es este escalafón un retrato excesivamente pesimista
de nuestro país? Según Daron Acemoglu y James Robinson, autores del libro Por qué fracasan los países, el
diagnóstico es atinado. En opinión de ambos académicos, quienes han dedicado largos
años a estudiar el desarrollo de numerosos países, Colombia requiere cuidados
intensivos.
Robinson es un conocedor de las instituciones
políticas colombianas y ha enseñado muchas temporadas de verano en la
Universidad de los Andes. Acemoglu, coautor del libro, quien estuvo en Cartagena
el pasado 6 de junio invitado a la XLVIII Convención Bancaria, suele hacer
alarde de una sorprendente erudición en el tema de las causas del atraso de los
países. La realidad colombiana no les es extraña, como tampoco lo es la de Uzbekistán,
Sierra Leona y más de una docena de países pobres.
El libro Por que
fracasan los países presenta a Colombia como una sociedad carcomida por el
paramilitarismo, que para los autores es el origen de la mayoría de nuestros males
(en conjunción con la influencia de élites inescrupulosas). Reconocen que algunos indicadores económicos
colombianos no lucen mal, pero argumentan que no son síntoma de desarrollo
sostenible para el país.
Las reacciones al cuadro clínico de Colombia en el
libro no se han hecho esperar. Algunos coinciden
y le encuentran toda la lógica a algunas de las explicaciones ofrecidas, por
ejemplo, que la forma en que se dio la Conquista por los españoles ha tenido
efectos secundarios que perduran hasta nuestros días. Otros han sido críticos y
señalan que la geografía es ignorada en el libro como causa fundamental del
atraso colombiano: por ejemplo, si nuestras tierras no fuese tan aptas para las
plantaciones de coca quizá no tendríamos tantos problemas.
Leer Por qué
fracasan los países deja un sinsabor por la crudeza con que se califica a
Colombia. Sin embargo, el libro se
atreve a esbozar cuál debe ser el tratamiento para países que, como el nuestro,
están agobiados por tantas dolencias: mejorar las reglas de juego con que se practica
la política nacional es lo que conducirá a que subamos las defensas y sanemos.
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