Publicado en El Universal el 12 de octubre de 2018
La acumulación de negligencias cometidas por algunas constructoras en Cartagena finalmente se puso al descubierto este año cuando se derrumbó el edificio Portales de Blas de Lezo II. Ante la vista de todos aparecieron graves problemas como la carencia de buenas prácticas, el descontrol de licencias, y la desinformación de los compradores.
La novela continúa por cuenta de las audiencias policiales que por estos días se adelantan alrededor del polémico proyecto Aquarela, para juzgar sobre la legalidad o cumplimiento de su licencia de construcción.
¿Por qué tardamos en percatarnos de la presencia de constructoras piratas? Se hipotetiza que fue un lunar de constructores inescrupulosos, quienes mancharon el sector a punta de buscarle la comba a las reglas. Sin embargo, no podemos descartar que las investigaciones revelen que el problema es más profundo y por eso debemos seguir vigilantes. Es real el riesgo de derrumbe en otros edificios.
A los compradores se les asaltó en su buena fe y ha seguido una campaña de alertar a potenciales compradores de fijarse bien en dónde y a quién le compran vivienda ¡Ojalá fuera tan fácil la corrección de la informalidad en la vivienda! ¿No será que algunos compradores terminan entre la espada y la pared por cuenta de un mercado inmobiliario distorsionado?
Un examen económico de este mercado nos lleva a descubrir que la clase media cartagenera es vulnerable de caer en malos tratos por factores tales como el aburguesamiento que expulsa a los locales de sus barrios (como está pasando en Getsemaní, San Diego, Manga o Pie de la Popa); las pocas alternativas de vivienda para la Cartagena de ingresos medios; y la burbuja de precios que causan la oferta de lujo cerca de la zona histórica.
Lo que pocos parecen advertir sobre la construcción en Cartagena es que hace rato viene creando incentivos para constructores inescrupulosos dispuestos a atender el segmento de ingresos medios lo que, aunado a un débil POT, pudo abonar el terreno para la llegada de constructoras piratas.
Cartagena debe enderezar la suerte de su sector de la construcción no solo a punta de medidas policivas sino brindando a su clase media alternativas de vivienda digna en un segmento intermedio (ni estrato alto ni bajo). Una de las principales zonas candidata para ofrecer esa alternativa es la via a la Cordialidad, por la Terminal de Transportes, pero actualmente carece de bienes públicos de calidad en comparación con zonas similares de Barranquilla, por ejemplo.
La redensificacion urbana de sectores ya consolidados puede ser la solución, sin embargo, el Distrito debe garantizar el mejoramiento integral urbano de esas zonas.
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