China está dando de que hablar en el
mundo de los negocios por su gigantesca musculatura económica. Aunque sea superada todavía por Estados
Unidos en el valor anual de su producción, eso puede estar por cambiar: sólo en
los últimos tres años China ha usado más concreto que el que usó los Estados
Unidos en todo el siglo XX.
El modelo económico chino parte de la preparación de planes de
inversiones de largo plazo. Algo así
como el Plan de Desarrollo que se usa en Colombia, aunque en China no se hacen
cada cuatro años sino por quinquenios. Estos planes deben superar obstáculos
similares a los nuestros: problemas con las instituciones y reglas de juego, malos
gobernantes, población pobre y vulnerable, y corrupción en el sector público.
¿Por qué entonces hemos presenciado el veloz crecimiento económico
de China desde 1978? En la maratón de los países por ser los más grandes, China
se lleva el premio mayor: poseen trenes bala, mega puertos, mega carreteras, mega
estadios, y la mayor planta hidroeléctrica del mundo, entre otras maravillas
modernas.
Mientras otros países lucen débiles hasta para hacerle
mantenimiento a una vía secundaria, en China la inversión parece estar
acelerada por esteroides. La mejor forma de describir lo que ha ocurrido en
China es decir que han tenido una euforia de la construcción alimentada por
savia de concreto.
El modelo chino, según la obra del economista Ruchir Sharma (quien
vino a Cartagena para el Hay Festival de este año), se caracteriza por dos
aspectos clave: la priorización de la infraestructura y el desarrollo de las
costas. Actualmente, podemos ver el modelo chino operar en gran escala en un
país vecino, pues han sido contratados por el gobierno nicaragüense para hacer
los estudios previos para construir un canal interoceánico.
La construcción de carreteras para unir
las fábricas a los puertos, y la inversión en redes de transporte fue un
importante dinamizador de la economía China. En la costa meridional del país ubicaron
núcleos industriales abiertos al comercio exterior. Hoy en día, siete de los
diez puertos más importantes del mundo están en China.
Una de los puntos débiles del modelo chino, el alto tamaño de la población,
dejó de ser una maldición y fue convertida en oportunidad para tener más fuerza
de trabajo en las fábricas y más demanda interna para los productos de la
industria doméstica.
Podemos aprender del caso chino sobre cómo elaborar planes de
desarrollo: deben ser de más largo plazo, incluir ambiciosos proyectos de
infraestructura, y promover las fábricas cerca a los puertos.
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