Sunday, May 4, 2014

Juntas: ¿Quién manda aquí?

Publicado en El Universal el 26 de abril de 2013


En reciente ensayo, “¿Quién manda aquí?: Poder regional y participación de la Costa Caribe en los gabinetes ministeriales, 1900-2000”,  Adolfo Meisel señala como causa y efecto del rezago de la región su tradicional poca representación en carteras ministeriales en comparación con el interior del país.   Aunque la Costa genera alrededor del 15% del PIB industrial de Colombia  y tiene el 21% de su población,  resulta interesante observar cómo también tiene poca participación en el manejo de empresas privadas.  

En un reciente informe interactivo publicado por La Silla Vacía, el portal web especializado en periodismo de opinión,  se identifican los miembros principales y suplentes de las juntas directivas de las 50 empresas más grandes de Colombia.  En la lista de casi 500 personas hay una gran representación de las regiones del interior del país.  Figuran, por ejemplo,  67 antioqueños y 36 bogotanos.  Por el contrario, en la lista  solo aparecen 11 barranquilleros y 4 cartageneros. 

Una junta directiva es el órgano elegido por los propietarios de una empresa para que vele por su prosperidad.  El deber ser de las juntas directivas está establecido  en  el Código de Comercio y en los estatutos de cada empresa, pero ¿qué hacen en la práctica? Pese a la diversidad de respuestas a este interrogante, estudios recientes de la Universidad de California, Berkeley, han encontrado que al menos tres funciones son comunes a la mayoría de las juntas directivas. 

Primero, los miembros de juntas directivas suelen servir como fuente de recomendaciones y consejos para el gerente, quien por lo general los busca cuando se discute un asunto en el cual son expertos.

Segundo, sacan el hacha para descabezar presidentes o altos ejecutivos y contratar sus reemplazos.  Sin embargo, estos estudios resaltan lo difícil que puede llegar a ser para una junta directiva  detectar directamente las falencias del gerente: en el mejor de los casos suelen enterarse de los hechos por la vía de auditores externos, reguladores o medios de comunicación. 

Tercero, las personas que tienen asiento en una  junta directiva lo tienen porque  son capaces de tomar decisiones informadas con criterio. Después de todo,  ser miembro de una junta directiva es una responsabilidad reservada a quienes son ajenos al fragor cotidiano de la empresa.

Indiscutiblemente las juntas directivas cumplen tareas vitales sin las cuales las empresas pueden perder el buen rumbo.  ¿Tiene el Caribe gente apta para ejercer estas funciones?  Desde luego que sí.  Nuestra escasa representación en el manejo de empresas importantes  es, como diría Meisel, una dimensión más de las desigualdades regionales del país.

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