Friday, March 21, 2014

Las lecciones de Grecia

Publicado en El Universal, el 1 de febrero de 2013.

Han pasado tres años desde que se produjo la crisis de la deuda pública de Grecia, episodio que convulsionó la economía de la Eurozona.   Como sabemos, el déficit fiscal y la deuda de Grecia se dispararon entre 2008 y 2010, lo que llevó a las agencias calificadores a castigar el puntaje de sus bonos y a varios rescates billonarios del Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea, cuyo objetivo era atenuar una catástrofe en la que Grecia repudiara la deuda. 



A pesar de la profunda recesión en que entró Grecia, el final trágico dejó de ser inminente y muchos expertos han augurado que no habrá salida de este país del euro.  Ahora es oportuno examinar las lecciones que deja esa crisis.

Una de las principales causas  del descalabro en Grecia fue su débil aparato productivo, hipersensible ante los altibajos de la economía internacional.  Grecia, que venía de un crecimiento sostenido de su PIB por varios lustros, se caracteriza por ser excesivamente dependiente del turismo, por su cultura de la evasión de impuestos y por su ineficiente y gigantesco aparato burocrático estatal. 

En cuanto al turismo, el sector emplea el 17% de la fuerza laboral, pues Grecia es el decimosexto país más visitado del mundo (en el llamado 'turismo de negocios y convenciones' ocupa el octavo lugar).  Su  mayor atractivo es su rica historia – que se conserva aún en legendarios lugares y hermosas ruinas –  y su vocación por ser anfitriona de cuanta gala y celebración pueda (en 2004, por ejemplo, los griegos botaron la casa por la ventana para ser la sede de los Juegos Olímpicos).

La evasión tributaria es una práctica socialmente aceptada (41% de la población evade impuestos).  La moral tributaria en Grecia suele auto justificarse con la frase 'con tanta corrupción, mejor no pago impuestos'.

El Estado en Grecia generaba antes de la crisis el 55% de los empleos y era el mayor contratista en todos los sectores, a los que carcome con su corrupción, nepotismo e ineficiencia.  Todas las universidades son públicas; las pocas industrias en manos privadas están a merced de rentistas que se benefician de su poder político. El 13% de los griegos admite el pago de 'fakelakis' (sobornos a funcionarios públicos para acelerar trámites).  

Los griegos toleraron estos males de su economía en silencio durante décadas porque se la estaban gozando y porque no podían o no querían colocar la integridad por encima  del ciego beneficio individual de unos pocos grupos de presión.  Sin embargo, con la amenaza de ruptura del cordón umbilical que lo unía a la Eurozona, en 2010 y 2011 los griegos rompieron su silencio y salieron a protestar a las calles.  Quizá reaccionaron tarde, embriagados todavía por los años de derroche irresponsable y saqueo del erario público.


Toda región que se abandone a la complacencia de sus atractivos turísticos, viviendo la buena vida,  tolerando la corrupción de sus gobernantes y evadiendo el pago de impuestos  corre el riesgo de parecerse a Grecia que, después de tres años de austeridad, desearía poder retroceder en el tiempo para asumir responsablemente las riendas de su economía.

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