Friday, May 24, 2013

Tantos gordos



Publicado el 11 Mayo 2012 en la prensa de Cartagena, Colombia.

En Colombia hay casi ocho millones de obesos, de los 46 millones de habitantes del país. Si bien una ancha cintura antes era señal de prosperidad, ahora es síntoma de la nueva epidemia global, la obesidad. El problema con la obesidad va más allá de lo estético, de mirarse en las fotos y ver un físico descuidado. Es una condición que eleva los riesgos de contraer enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes y algunos tipos de cáncer, como el de colon.

En países desarrollados, como Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia y Canadá,  entre 24 y 33% de la población adulta es obesa. La culpa la tiene en parte la diseminación de la cultura de la comida rápida y sus multimillonarios presupuestos publicitarios. ¿Será que esta cultura terminará invadiendo también a Colombia? La buena noticia es que el sedentarismo creciente de los colombianos aún no ha hecho mella: sólo tenemos 18% de la población obesa. Proporcionalmente estamos mejor que algunos de América Latina, como por ejemplo, Chile con 25% y México con 30%.

Pero no podemos ignorar la evidencia de que los colombianos nos estamos engordando a una tasa de 1% anual. En Estados Unidos –donde tienen la obesidad que tendremos los colombianos en 25 ó 30 años de continuar la tendencia–, se lamentan no haber tomado a tiempo medidas preventivas eficaces. Ese país gasta 9% de su presupuesto de salud en enfermedades asociadas a la obesidad, casi tanto como lo que gasta en combatir el tabaquismo. Si en el siglo XX el enemigo de la salud pública en cuanto a enfermedades no contagiosas fue el cigarrillo; en el siglo XXI el nuevo enemigo se llama obesidad.

En 2011 la Universidad Tecnológica de Bolívar hizo un estudio sobre la obesidad en Colombia, usando datos de la Encuesta Nacional de Demografía y Salud. Uno de los hallazgos avergonzaría a una gorda de Botero: la obesidad es más común entre mujeres que entre hombres. Otro hallazgo fue que, por razones aún no claras, Bogotá tiene menos sobrepeso que el resto del país. Quizá es un tema cultural que hace que los bogotanos sepan controlar la cuchara o de pronto es que tienen más educación. Sorprendentemente, se encontró que en los hogares pobres también predomina el sobrepeso. Los estudios señalan que en la pobreza conviven niños desnutridos con adultos gordos, quienes consumen comida que suele ser barata y rica en harinas y grasas. Otro resultado es que las personas casadas tienden a ser más "gruesas" que las solteras.

El país debe dar un viraje en salud preventiva. Un comienzo es reconocer que la calidad de la alimentación es fundamental para el bienestar físico y mental. Hoy sabemos que los niños bien alimentados rinden más en sus estudios y los médicos reconocen que "la comida es la mejor medicina que hay". Las soluciones a muchos de los problemas de salud en el mediano plazo estriban en cambiar nuestras costumbres alimenticias, reducir el consumo excesivo de fritos y arroz, y asumir la responsabilidad como individuos y como comunidad. Ya es hora de hacerle seguimiento a la obesidad como enfermedad.

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